Hace dos días que llegado de Varsovia y me encuentro
instalado en una buhardilla en pleno barrio latino. Desde sus ventanas puedo
ver los tejados con sus altas chimeneas, las típicas mansardas del histórico
barrio y la imponente torre de la iglesia de Saint-Germain que, de vez en
cuando, me regala con el sonido de sus campanas. Esta mañana cuando ha despertado
con su alegre repicar, ha venido a mi memoria el fragmento de una novela de
Alphonse Daudet, “Le petit chose”, que leí en mi adolescencia. Cuando el joven
protagonista llega a París calzado con zapatillas y se aloja con su hermano
Jacques en una buhardilla que yo imagino como esta, y Jacques le dice: “Querido
mío, una muchedumbre de hombres célebres han venido a París en zuecos, tú, sin
embargo, puedes decir que has venido en zapatillas”.
Yo no he llegado en zapatillas
como él pobre “Petit chose”, pero sí con una pequeña maleta, una carpeta de
partituras bajo el brazo y la cabeza llena de ilusiones.